Estoy aquí para ayudar: La impresión en 3D en BCN3D para cambiar la cara de la pandemia global de Covid-19

La tremenda falta de material de protección para los profesionales sanitarios que lucharon contra la crisis de Covid-19 nos impulsó a empezar a trabajar en el diseño, la creación de prototipos y la producción de piezas para mantener a estos profesionales seguros y cómodos mientras realizan su trabajo esencial. En sólo un mes, más de 4.200 caretas reutilizables de BCN3D han llegado a más de 50 hospitales y centros de salud de toda España.

Si hay algo que conocemos en la BCN3D es la fabricación, y en medio de algunos de los momentos más difíciles a los que muchos de nosotros nos hemos enfrentado, con una pandemia mundial que se cobra vidas y nos obliga a todos a tomar medidas drásticas para evitar que el virus Covid-19 se siga propagando, supimos desde el principio que queríamos poner nuestros conocimientos a disposición de los demás.
Desde los primeros momentos de esta crisis, estaba claro que los profesionales de la salud estarían en el frente de batalla, y que no estaban ni cerca de contar con el material de protección que necesitaban para mantenerse a salvo. En palabras del director general de BCN3D, Xavier Martínez Faneca, la línea de actuación fue clara: "en una situación de crisis como la actual, y contando con tecnologías como la impresión en 3D, lo mínimo que podemos hacer como empresa es intentar ayudar al personal sanitario en la medida de lo posible".
Todo el mundo en BCN3D quería estar al servicio, y una vez que se identificó esta necesidad, un equipo de voluntarios con más de 40 empleados rápidamente comenzó a trabajar -junto con los proveedores de servicios de salud, organizaciones gubernamentales, y nuestra red de profesionales- en el diseño, la creación de prototipos y la producción de diferentes piezas que podrían ser utilizadas por cualquier profesional de la salud que lo necesitara.
BCN3D 3D imprimiendo los protectores faciales Covid-19
Algunos de los empleados del centro de salud de Grañén (Huesca).
Validación funcional: cuando la comodidad y la seguridad son claves
En pocos días, las primeras 100 unidades de nuestros protectores faciales estuvieron listas para su validación funcional por parte del personal de los hospitales Sant Joan de Déu y German Trias i Pujol, entre otros centros de salud de Barcelona. Este fue un paso crucial para el equipo, ya que era vital asegurar que todas las piezas distribuidas fueran útiles y seguras de usar. En palabras del técnico agrícola de BCN3D, Ignacio López, "una de las tareas más difíciles fue fabricar las piezas para que fueran ergonómicas y cómodas para el personal y, por supuesto, mantenerlas protegidas".
El diseño de estos escudos, como explica Antonio Aranzana, Jefe de Proyecto de Covid-19, se basó entonces "en tres requisitos principales: comodidad, adaptabilidad y seguridad". Se decidió fabricar las piezas en PET-G "por su alta resistencia química", para que las piezas pudieran ser desinfectadas a fondo repetidas veces sin dañarse. Por lo tanto, "usando PET-G, conseguimos una solución completamente reutilizable".
Fabricación: optimizando al máximo gracias a IDEX
Una vez que contamos con la validación final de los profesionales de la salud, el equipo de BCN3D se dedicó a la fabricación, para producir el mayor número de protectores faciales en el menor tiempo posible.
Para ello, dedicamos completamente nuestro propio parque de impresión, contando con un total de 63 impresoras 3D, a la fabricación de las piezas. Descargue nuestro caso de negocio para descubrir cómo pudimos optimizar el proceso al máximo gracias a nuestra tecnología IDEX, que nos permitió mantener nuestros estándares de alta calidad mientras fabricábamos rápidamente miles de piezas.
Gracias al modo de duplicación, podemos producir 500 de estas piezas por máquina en un mes, en lugar de las 250 unidades por máquina que se imprimirían con las impresoras 3D convencionales de doble extrusión.
Producción: toda una comunidad unida para ayudar
Sin embargo, este proceso se encontró con un gran desafío en el camino: como explica el Especialista en Fabricación de Aditivos Jesse Wiggins, podíamos fabricar rápidamente las piezas impresas en 3D sin problemas, pero en una sociedad inmersa en un encierro general donde todo el comercio se había paralizado, "no teníamos suficientes bandas elásticas, nos faltaba pegamento, no podíamos encontrar pantallas..." Esta absoluta falta de materiales significaba que la producción pronto llegaría a su fin.
Afortunadamente, toda la comunidad de la zona de Castelldefels, donde se encuentra la sede de la BCN3D, fue muy rápida en saltar y ofrecer ayuda: "han sido extremadamente generosos", confirma Wiggins, "saliendo de sus caminos y dedicando tiempo y recursos para encontrar y donar todo el material que pudieron conseguir".
Gracias a esta implicación de la comunidad local, más los más de 400 voluntarios de todos los rincones del mundo que se ofrecieron a contribuir mediante la impresión en 3D de piezas para los protectores faciales, en tan sólo un mes se han distribuido más de 4.200 unidades a más de 50 hospitales y centros de salud, además de decenas de residencias de ancianos y farmacias de toda España.


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